21/2/15

30 KM SIN BARRERAS

Hace ya unos meses Agadi (Asociación Gaditana de personas con discapacidad física) fue invitada a una reunión de la Asamblea Ciclista Bahía de Cádiz, junto a otros colectivos de la ciudad. Asistimos en calidad de asesores técnicos de la asociación junto a la presidenta de la misma.
El ambiente distendido y el interés mostrado por nuestras valoraciones fueron reconfortantes. La asamblea ciclista es consciente, como no podía ser de otra manera, que la apuesta por la bicicleta en nuestra ciudad, es mucho más que trazar una línea en un plano. Esta es una cuestión como mínimo de gestión del espacio público, con múltiples factores transversales que conciernen a toda la ciudadanía.
Desde entonces venimos participando con el colectivo en la redacción de documentos y en diversas reuniones  tanto internas como con diferentes administraciones implicadas: Ayuntamiento, Junta de Andalucía… aportando conocimientos en materia de accesibilidad universal.  
Una  vía ciclista mal diseñada puede ser una  potente herramienta para crear conflictos entre ciclista con peatones, ciclistas con automóviles etc... Si el trazado no respetas los espacios necesarios de cada agente, o la señalización no es correcta, estamos condenando a la población a nuevas barreras, tensiones e incluso accidentes. Y no sólo nos debemos limitar a cuestiones dimensionales; la bicicleta  es una variable de la movilidad, el urbanismo, la infraestructura, y por lo tanto del gobierno de la ciudad.
Sin embargo, bien gestionado, la creación del carril bici es un elemento recuperador de la “escala humana” (Jan Gehl)  para la ciudad, haciéndola más habitable. Son virtudes ya conocidas el calmado del tráfico, la disminución de contaminación, de ruido etc... Pero no es tan valorado como posible estrategia para la eliminación de barreras arquitectónicas. Me explico, al intervenirse en el espacio público, y en concreto en la franja que se disputan el peatón, el aparcamiento y el automóvil, es obligatorio  pararse a analizar lo que tenemos y reflexionar sobre el tipo de ciudad que queremos. Entre otras cuestiones, se presenta una ocasión única para crear verdaderos itinerarios peatonales accesibles que discurran en paralelo al carril bici, ampliando y/o acondicionando las aceras de nuestras ciudades. Estas en los últimos tiempos, lamentablemente, se han limitado a ser el espacio residual de la red viaria, menoscabando la continuidad, homogeneidad, segregación y dimensionamiento necesario para los viandantes, “curiosamente”, requisitos comunes a un carril bici bien hecho. La ejecución de una vía ciclista y la eliminación de barreras urbanísticas deben ir de la mano, si no estaremos haciendo un ejercicio de intervención en la ciudad difícilmente comprensible para los peatones.

Volviendo a nuestro caso concreto Cádiz, de la amplitud de beneficios que conlleva la ejecución del carril bici, estimamos muy necesaria la regeneración del espacio público que supondría (si se hace correctamente). Dadas las condiciones actuales en las que se encuentra la ciudad a nivel de accesibilidad universal, supondría una mejora que difícilmente se realice de otro modo( con una ordenanza y un plan de accesibilidad obsoletos). 30 km de carril bici, como versa el ayuntamiento, pueden suponer 30 km sin barreras, una oportunidad que deseamos no se deje escapar por el bien de la ciudadanía.